El Trípode de Helena es un blog personal. En la parte superior de la columna izquierda, verán mi retrato y debajo una breve biodata. A continuación, están organizadas las entradas según los temas recurrentes y según la fecha en la que fueron publicadas. Si a alguno de ustedes le intriga el título del blog, de click aquí. Si están interesados en descubrir más acerca de la imagén del encabezado, entren aquí.

jueves, 16 de abril de 2009

Una Pascua ambarina


No quiero escribir mucho. Fueron cuatro días, en Ambar (Huaura-Lima).

Sólo diré que me sentí muy bien. Además íbamos a por donde debíamos ir.
Caras... de los chicos, de los pobladores, de los santos y vírgenes, quién sabe, de Dios. Y el "es tan nice" de Hagar y los hermanos zapateadores: Andrés y Marcial. Y Rosita que siempre terminaba de blanco de nuestras bromas. Y Carlos y Pablo a quienes no conocí mucho pero que igual recuerdo, sobretodo la voz ronca y medio sardónica del último. Y el Alex que llegaba picado al clarear el día, y el Emmanuel (alias Churrupaco) y su consabida falta de ánimo. Y el campo y Romina, y el killer y sus actuaciones descabelladas y escalofriantes. Y el sol y los burros y yo. El Gonza tenso y cronométrico. El Omar, nuestro chef para el viaje. Benja, sus paseos por el pueblo, su afán de cronista, de antropólogo, de historiador de lo cotidiano. Tito y sus payasadas sin vergüenza y sin recato junto a su destemplada guitarra. Como olvidar al compañero Wilder, alias el Doc. Y desde luego a Rochi y sus exquisitos platos. Alguien más falta: Isabel, una mujer de una convicción y sinceridad envidiables.

Tiempo excelente, vida apacible y sentido pleno.


Y pasear por el cielo mientras el corazón está en el infierno como lo hacia Horacio Oliveira en la novela de Cortázar. Todos buscamos algo, el punto está en que no todos sabemos qué es lo que buscamos. Y mientras damos vueltas y vueltas, sin hacer nada por conseguirlo, por identificarlo, estamos como incompletos. Pero cuando lo agarramos un segundo y lo vemos claro entonces la busqueda interior termina y podemos entregarnos libremente a la procesión, a la lluvia, a los cantos, a la muerte de los cementerios y a los abismos, a los ríos, al calor del sol de abril por las mañanas.


Más -me dicen y yo les respondo en silencio: ¿Para qué?

P.D.: Me enteré que en una Pascua Rural en Ocongate, Evelyn Díaz, un muchacho que había ido murió en un accidente automovilístico mientras volvía de la experiencia. Mi más sentido pésame a su familia y a los que lo conocieron.



1 comentario:

Anónimo dijo...

hi, new to the site, thanks.