El Trípode de Helena es un blog personal. En la parte superior de la columna izquierda, verán mi retrato y debajo una breve biodata. A continuación, están organizadas las entradas según los temas recurrentes y según la fecha en la que fueron publicadas. Si a alguno de ustedes le intriga el título del blog, de click aquí. Si están interesados en descubrir más acerca de la imagén del encabezado, entren aquí.

domingo, 19 de julio de 2009

A rajatabla

Dos semanas distintas y dos reacciones muy opuestas. Lunes contra lunes.


1.- Hace casi dos hebdómadas estaba con los exámenes finales ahí, ahí nomás; sin embargo, igual me di un salto por el teatro del CCPUCP para ver Amores de un siglo, era si no me equivoco, la última de las funciones de la temporada y que a mí me pareció excesivamente larga, con las flores y aplausos acostumbrados y las salidas periódicas desde atrás. En fin, me interesaron más los temas que las actuaciones lo que quiere decir que en este caso el mérito fue de los escritores y no del director ni de los actores. Opinión discutible: puede ser, pero válida. Por eso que vivan Ibsen, Strindberg y Bergman.


2.- Hace una hebdómada estaba con los trabajos finales ahí, ahí no más; sin embargo, igual me di una vuelta por la casa Yuyachkani para ver Santiago, y en este caso también me sentí agredido aunque por otros motivos. Todo lo que le faltaba a la obra anterior le sobraba a esta: el barroquismo, la concisión, la referencialidad, el espectáculo, el rito, la comunión, el gesto patético e inconsolable. No me quejo, me lo buscaba y siendo justos disfrute está puesta en escena a pesar de que tenía luego que volar a mi casa a esbozar un problema filosófico para Teoría I. Luego nos pusimos ha hablar con Miguel Casafranca, uno de los actores, y nada, fue el abandono completo. Justo había estado leyendo por esos días un libro para una exposición: La otra literatura peruana que hablaba sobre la literatura quechua del Perú y tercié de alguna manera en el diálogo. A ver si lo convenzo para el CONELIT.


Y mañana (otro lunes) no sé aún donde iré, aunque tengo ganas de perpetuar la tradición.

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