El Trípode de Helena es un blog personal. En la parte superior de la columna izquierda, verán mi retrato y debajo una breve biodata. A continuación, están organizadas las entradas según los temas recurrentes y según la fecha en la que fueron publicadas. Si a alguno de ustedes le intriga el título del blog, de click aquí. Si están interesados en descubrir más acerca de la imagén del encabezado, entren aquí.

viernes, 4 de septiembre de 2015

Historia de una canción


“Pero lo que Lukácks llamaba “cultura estética”, es decir esta cultura de la equivalencia universal, del mo(vi)mentum impaciente, incapaz de esperar y de “profesar”, incapaz de volver incesantemente sobre un mismo objeto y, por lo tanto, sin memoria, esta cultura representa el olvido extremo de la figura inquietante del […] Narciso que no aspira más que a conocerse a sí mismo, a riesgo de morir trágicamente”.

Massimo Cacciari, El dios que baila

En el año 2007, la edición brasilera de la revista Rolling Stone elaboró una lista con los cien mejores discos de la música popular de ese país y colocó al LP de Chico Buarque, Construção (1971, Phonogram), en el que criticaba a la dictadura militar que gobernaría Brasil durante dos décadas, en el tercer lugar.  El disco estaba dividido en dos partes, con cuatro temas en el lado A y seis en el lado B, e incluía pequeñas joyas de la canción latinoamericana del siglo pasado como “Deus Lhe Pague” (contra la forma de gobierno), “Samba de Orly” (sobre los exiliados políticos y artistas silenciados),  “Olha Maria” (una balada grabada junto al maestro Tom Jobim) y la canción homónima del disco, “Construção”. 


Esta última era una pieza de un rigor formal extremo:

La letra fue compuesta en versos dodecasílabos, que siempre terminan en una palabra esdrújula. Los 17 versos de la primera parte (cuatro cuartetos) son prácticamente los mismos diecisiete que componen la segunda parte, cambiando sólo la última palabra. Los arreglos son del maestro Rogerio Duprat, en una melodía repetitiva, inicialmente desarrollada sobre dos acordes. La música, sin embargo, es mucho más compleja en armonía (Tomado de Wikipedia).

Jobim quedó impresionado con la letra y la recortó del periódico en el que apareció publicada por aquella época para pegarla en un cuaderno. Fito Páez la incluyó en un disco de homenaje a varios compositores que fue trasmitido al espacio “para los extraterrestres” (Canciones para áliens, 2011, Sony Music).

La canción habla sobre la mecanización del hombre, su ascenso en medio de la selva de cemento y su caída como un despojo inadvertido que “entorpece el tránsito”:

Amou daquela vez como se fosse a última
beijou sua mulher como se fosse a última
e cada filho seu como se fosse o único
e atravessou a rua com seu passo tímido

subiu a construção como se fosse máquina
ergueu no patamar quatro paredes sólidas
tijolo com tijolo num desenho mágico
seus olhos embotados de cimento e lágrima

sentou pra descansar como se fosse sábado
comeu feijão com arroz como se fosse um príncipe
bebeu e soluçou como se fosse um náufrago
dançou e gargalhou como se ouvisse música

e tropeçou no céu como se fosse um bêbado
e flutuou no ar como se fosse um pássaro
e se acabou no chão feito um pacote flácido
agonizou no meio do passeio público
morreu na contramão atrapalhando o tráfego

Amou daquela vez como se fosse o último
beijou sua mulher como se fosse a única
e cada filho como se fosse o pródigo
e atravessou a rua com seu passo bêbado

subiu a construção como se fosse sólido
ergueu no patamar quatro paredes mágicas
tijolo com tijolo num desenho lógico
seus olhos embotados de cimento e tráfego

sentou pra descansar como se fosse um príncipe
comeu feijão com arroz como se fosse o máximo
bebeu e soluçou como se fosse máquina
dançou e gargalhou como se fosse o próximo

e tropeçou no céu como se ouvisse música
e flutuou no ar como se fosse sábado
e se acabou no chão feito um pacote tímido
agonizou no meio do passeio náufrago
morreu na contramão atrapalhando o público

Amou daquela vez como se fosse máquina
beijou sua mulher como se fosse lógico
ergueu no patamar quatro paredes flácidas
sentou pra descansar como se fosse um pássaro
e flutuou no ar como se fosse um príncipe
e se acabou no chão feito um pacote bêbado
morreu na contra-mão atrapalhando o sábado

También es una crónica de la repetición, del eterno retorno, que lejos de hacer más liviana la vida, la entorpece, la hace pesada y nos conduce a la muerte. La parábola de Ícaro que cae otra vez desde lo alto por haberse acercado demasiado al Sol; y cuya sombra es, en cambio, Narciso, quien se hunde en sí mismo presa de un espejismo. El límite del hombre es su mecanización, sugiere Buarque, el exteriorismo, la espectacularización. En resumen, la vida moderna. Sobrepasado, no le queda al ser humano más camino que el pozo luminoso de los simulacros caracterizados por la nulidad existencial, la confusión y la indiferencia: "amar como si fuésemos máquinas".

Sin embargo, para combatirlos, para no sucumbir ante ellos, no es necesario un “arte de profundidad”, de verdades metafísicas, a-históricas y eternas. Quizás se necesite una música sin idealismos, sin la sátira ilustrada que juzga ni la ironía romántica que disuelve. Un arte antiguo. 

Por esse pão pra comer, por esse chão pra dormir
A certidão pra nascer e a concessão pra sorrir
Por me deixar respirar, por me deixar existir
Deus lhe pague

Pela cachaça de graça que a gente tem que engolir
Pela fumaça e a desgraça, que a gente tem que tossir
Pelos andaimes pingentes que a gente tem que cair
Deus lhe pague

Pela mulher carpideira pra nos louvar e cuspir
E pelas moscas bicheiras a nos beijar e cobrir
E pela paz derradeira que enfim vai nos redimir
Deus lhe pague

La comicidad en el álbum de Buarque radica en que nos contagia con la risa trágica, aquella que no se burla del ridículo de la situación, ni se solidariza con la tentativa de la finitud intentando acercarse a lo infinito. No, se trata de un arte de aquí y de ahora: contemporáneo. La estética de este “gran estilo” consiste en reconocer la disolución del cosmos y en reflexionar riéndose de él. 


Al final, la construcción de Buarque grafica las palabras de Zaratustra: “Solo creeré en un dios que sepa bailar”. Nosotros diremos que obras de este tipo nos hacen imaginar esa posibilidad. 

No hay comentarios: