Contemplo mi corazón como si se tratará
del escudo que he olvidado en el campo de batalla,
abandonado y herido;
sepultado por los cadáveres de mis enemigos,
inocente.
Y escucho los hornos del castillo;
a los armeros que trabajarán toda la noche
para complacerme.
"El vencedor debe mostrar sus blasones"
-me han dicho-
"cuando queme las tierras que ha conquistado".
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