
miércoles, 21 de septiembre de 2011
"Actio in distans": Humanismo, colonización, totalitarismo y Literatura comparada

domingo, 18 de septiembre de 2011
Análisis del poema «Oh Hada Cibernética» de Carlos G. Belli (Dentro & Fuera, 1960)

1 Oh Hada Cibernética
2 cuándo harás que los huesos de mis manos
3 se muevan alegremente
4 para escribir al fin lo que yo desee
6 y los encajes de mis órganos secretos
7 tengan facciones sosegadas
8 en las últimas horas del día
9 mientras la sangre circule como un bálsamo a lo largo de mi cuerpo
I.- Segmentación textual
- Primer segmento (del verso
- Segundo segmento (del verso 6 al verso 9): Deseo del locutor por alcanzar el reposo corporal.
En cuanto a la progresión temática, se trata de dos peticiones con el fin de alcanzar la libertad (exterior) y la paz (interior); ambas dirigidas a una misma entidad, unidas por una conjunción copulativa (v: 6: y).
II.- Campos figurativos
- Metáfora:
* Metáfora adverbial (v. 3): alegremente por libremente. Implica una personificación de dedos.
* Metáfora nominal (v. 6): encajes por entrañas.
* Metáfora adjetival (v. 6): secretos por interiores.
* Personificación (v. 6-7): órganos secretos / tengan facciones sosegadas.
* Símil (v. 9): la sangre circule como un bálsamo. Conversión de la sangre en medicamento.
- Sinécdoque:
* Parte en vez de todo (v. 2): huesos por dedos.
- Antítesis:
* Oxímoron (v. 1): Hada Cibernética. Contradicción entre sustantivo y adjetivo calificativo.
III.- Interlocutores
- Locutor personaje (v. 4; 9): yo desee; mi cuerpo. Un yo que pide lo que desea. Se trata de un personaje metonímico porque está construido a partir del recipiente (cuerpo) por el contenido (subjetividad).
- Alocutario representado (v. 1): Oh Hada Cibernética. Alocución a un personaje que parece dotado con el poder para cumplir los deseos del locutor. Se trata de un personaje antitético (imposible por la contradicción).
Sin embargo, no existe tensión dialógica porque el discurso del locutor personaje adopta la forma de una invocación retórica (v. 2: cuándo harás), por lo que se acerca más a una especie de diálogo interiorizado (soliloquio).
IV.- Cosmovisión
- Visión del mundo: Se nos presenta al locutor/poeta como un ser prisionero de la rutina e incapaz de ejercer su liberta personal mientras está condenado a la descomposición de sus facultades físicas.
- Proyecto poético-narrativo: Existe una tensión estilística entre la oralidad (v. 5: a la hora que me venga en gana) y el lenguaje culto (v. 6: los encajes de mis órganos secretos). La misma que se observa a lo largo de la producción poética de sus primeros poemarios, en la dicotomía modernidad léxica/formas tradicionales.
V.- Análisis interdiscursivo
Con el poema «¡Oh Hada Cibernética!» del poemario homónimo de 1962.
- Segmentación textual: Similitud en la progresión temática. Una primera parte (v. 1-6) dedicada a apartar «los hórridos oficios humanos», probablemente, los trabajos mecánicos y burocráticos; y una segunda (v. 7-13), a evitar la corrupción del cuerpo.
- Campos figurativos: Mayor preponderancia del campo de la antítesis (oxímoron en la primera sección; hipérbaton y antítesis, en la segunda), Aunque en un segundo lugar, persiste el campo figurativo de la metáfora (adjetivales, verbales; y una alegoría del trabajo asalariado como «infierno»).
- Interlocutores: En este caso se trata también de un locutor-personaje, pero colectivo (v. 1; 10: ya líbranos; nuestro cuerpo) por lo que es un personaje sinecdótico; y de un alocutario representado, del que se precisa más pero sin dejar de ser contradictorio o imposible (v. 2: eléctrico seso) por lo que es también un personaje antitético. Hay tensión dialógica porque en lugar de tratarse de una invocación se trata de un reclamo.
- Cosmovisión: La fatalidad como agente de la explotación/esclavitud y de la descomposición del locutor se concretiza en un culpable signado por lo extranjero (v. 12): los amos no ingas. Lo que justifica el tono acusador e imperativo (entre signos de exclamación) del título del poema que lo distingue del que analizamos con mayor extensión.
jueves, 15 de septiembre de 2011
Denuncia pública
El día de ayer, miércoles 14 de setiembre, a las 21:13 horas, fui interceptado por la estudiante de literatura de
Descargo: A pesar de que yo salí con la alumna Díaz entre diciembre de 2009 y abril de 2010, no he vuelto desde esa fecha a entablar una conversación de forma personal y privada con ella, salvó las últimas que he reseñado. Por otro lado, las acusaciones de acoso que dicha alumna me imputó en el segundo semestre del año pasado 2010-II, fueron revisadas por un grupo de asistentas sociales y psicólogas de
Me resulta penoso tener que narrar los eventos acontecidos en la noche de la víspera de mi onomástico pero no puedo quedarme con los brazos cruzados ante una atropello de semejante naturaleza, dado que no solo perjudica mi desempeño académico, sino que también representa una falta grave de los miembros de seguridad de la universidad, pero sobre todo, porque el silencio al respecto sería, una vez más, un acto de complicidad a favor de la impunidad y la violencia.
Nota del 16/09/2011: El día de ayer al mediodía, jueves 15 de setiembre, presente una carta en Mesa de partes dirigida al decano de la Facultad de Letras y CC.HH., doctor Marco Martos Carrera, que reproducía, casi sin mayor variación, el texto anterior. El documento es el Nº 007216. En la tarde del mismo día a las 16:50 horas, ante la señora Mirtha (no recuerdo su apellido) de la Secretaría Académica, la alumna Díaz admitió que tiene bajo su poder mis lentes y se negó a devolverlos; además justificó los actos violentos que su padre realizó en contra de mi persona, por lo que se ha programado una citación para el día lunes 19 de setiembre, a las 11:00 horas, con el Secretario Académico de la facultad, el profesor Édgar Álvarez, con el fin de solucionar esta penosa situación. Me presentaré decidido con el más firme propósito de defenderme en el tono que he juzgado desde siempre como el más efectivo: el ecuménico.
Nota del 19/09/2011: He identificado a mi agresor. Su nombre es Fernán Díaz Soto. Por otro lado, agradezco al señor Galindo, jefe de la guardia de la universidad, por brindarme los nombres de los vigilantes que hicieron el turno de la tarde del día 14/09 en la Puerta Nº 3, los señores Jorge Casaverde Arteaga y Carlo Herrera Castañón, testigos de los hechos. Por último, la alumna Díaz no se presentó en la mañana de hoy a la cita con el profesor Édgar Álvarez, con lo que dejó en claro que es ella la que está eludiendo toda posibilidad de diálogo. He decidido continuar hasta el final con este asunto, dado que nadie tiene el derecho a cometer un acto de este tipo con otra persona. Con la ayuda de mi padre espero encontrar los antecedentes de este señor, que sospecho agravaran su situación actual. Por otro lado, he exigido una evaluación psicológica para la alumna Díaz. Los lentes ahora son lo de menos. Y las amenazas de romeos trasnochados como las del alumno Luis Carlos Silva, también.
Nota del 21/09/2011: El día de ayer, martes 20 de setiembre a las 18:32 horas, cuando me dirigía a la puerta del salón 2B ubicado en el segundo piso de la facultad, fui abordado por el estudiante Luis Carlos Silva (Base 2008) quien intento agredirme con el puño en alto abalanzándose sobre mi. Debido a una rápida reacción, logré esquivarlo y evitar el golpe, por lo que el agresor trastabilló e impactó contra una de las puertas de los salones ubicados en dicho pasillo. El alumno Giancarlo Sevillano logró retenerlo y así pude ponerme a salvo. Inmediatamente, se acercó una profesora de
A las 18:47 horas, acompañado por el señor Chumpitaz y los alumnos Zubieta y José Cárdenas Jara (Base 2008) fui a la mesa de Informes del primer piso y ante el señor Raúl del Valle se anotó mi queja en el Cuaderno de ocurrencias. Además, el alumno Jara certificó como testigo que había sido amenazado previamente a las 17:00 horas en el pasillo del primer piso por el alumno Silva.
Ante este panorama de inseguridad y desgobierno que parece imperar en la facultad, me veré obligado a solicitar las garantías del caso para mi persona y la sanción que corresponde para el agresor, por tratarse de una falta grave que no puede ser tolerada en un claustro universitario.
lunes, 12 de septiembre de 2011
Un objeto polimorfo: La función de la angustia en "El Innombrable" de Samuel Beckett

Un par de meses atrás, cayó en mi poder un libro cuya lectura emprendí con morosidad. El motivo fue doble: la escasez de tiempo y la dificultad del texto. Era una novela corta de Samuel Beckett titulada atractivamente El Innombrable. De este escritor irlandés solo había leído su conocida pieza teatral Esperando a Godot, publicada en 1952, y había asistido a no se qué serie de conferencias sobre su obra, hacía varios años, en el Británico de Miraflores. Mi curiosidad por el libro aumentó cuando, ya en mi poder, me enteré por el prólogo de Frederick Karl, incluido en la edición española de Orbis de 1985, que la novela también había sido publicada por la misma editorial parisina que publicara la pieza teatral (Les Editions de Minuit), justo un año después, en 1953. Inmediatamente supuse que nuestro autor, como Conrad pero al revés, había escrito en francés todas sus obras a pesar de no ser esta su primera lengua. Me equivocaba.
Al parecer Beckett sufrió una «revelación» en los muelles de Dublín en 1945 como reacción al fantasma que James Joyce proyectaba en los escritores de su generación. Dicho cambio implicaría un viraje continental de su pensamiento, tal como lo señala Karl:
En filosofía rechazaría de plano el racionalismo y la lógica ingleses a favor de la división cartesiana entre cuerpo y alma. Y en literatura, se encuentra más próximo a Proust, Céline, Sartre, Camus y Ionesco, así como a escritores experimentalistas como Robbe-Grillet y Nathalie Sarraute, que a los novelistas ingleses de los últimos cien años (p. 6).
El Innombrable es incapaz de orientarse, estando todo su monólogo encaminado a adjudicarse nombre, lugar y tiempo […] La palabrería y el silencio forman los nódulos gemelos de su conducta […] Palabras descorporeizadas identifican al Innombrable pero, irónicamente, no existe palabra para su nombre (Karl, p. 32).
es menester seguir, voy pues a seguir, hay que decir palabras, mientras las haya, hay que decirlas, hasta que me encuentren, hasta que me digan, extraño castigo, extraña falta […] quizá me llevaron hasta el umbral de mi historia, ante la puerta que da a mi historia, esto me sorprendería, si da, seré yo, será el silencio, allí donde estoy, no sé, no lo sabré nunca, en el silencio no se sabe, hay que seguir, voy a seguir (p. 192).
Cada palabra es como una innecesaria mancha en el silencio y en la nada.