A Maximiliano de México
A veces me pregunto
Si mi voz puede alcanzar el otro lado del mar
Si desde sus costas se escuchan
Mis gritos desesperados
El sueño es más pesado
Cuando se duerme rodeado por las olas
Y ella que me mira desde el extremo del jardín
E inclina su cuerpo para reflejarse en el agua
Mientras anhela un hijo y un imperio
Que yo no pude darle
Solo en ese momento entiendo
Mi destino es morir como un invasor extranjero
Frente a un pelotón de fusilamiento
Con las cartas de mi madre
Junto al corazón
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