La danza ha sido uno de esos territorios todavía
inexplorados en mi propio acercamiento a las artes escénicas. Hace poco cayó
entre mis manos el libro de Curt Sachs, Historia universal de la danza,
escrito en 1933, que comienza con una afirmación categórica: «La danza es la madre de
las artes».
Pues bien, aunque ya un poco desactualizado desde el punto de vista antropológico,
no ha dejado de entregarnos algunos razonamientos interesantes, sobre todo cuando
se centra en los aspectos formales de las danzas occidentales. Pero no es mi
intención hacer un comentario crítico de dicha obra. En realidad, si he tomado
la computadora para juntar algunas palabras ha sido por el impulso provocado después
de asistir a un espectáculo de danza moderna italiana. En ese sentido, escribo
este post como nota mental de cosas que no quiero olvidar.
Titulado Alcune coreografie, la coreografía y la
videocoreografía eran responsabilidad de Jacopo Jenna: sociólogo, danzador y
realizador cinematográfico. La producción corrió a cargo de Kinkaleri, grupo de
investigación sobre la performance y el movimiento afincado en Florencia desde
1995. La performer fue Ramona Caia. La representación a la que asistí ocurrió en
la noche del miércoles 21 de setiembre de 2022 en la sala DAMSLab de la Università
di Bologna. La obra duró unos cuarenta minutos.
Hasta aquí los datos. Es tiempo de las interpretaciones:
1. La obra está dividida en dos partes bastante claras.
2. La primera parte consiste en la “imitación” por
parte de la performer de un conjunto de movimientos coreográficos proyectados
sobre una tela blanca ubicada a su espalda y visibles para el espectador. Estos
movimientos son una serie de escenas tomadas de películas o productos
televisivos, videos no profesionales, ensayos o espectáculos grabados donde una
o más personas bailan. Cada par de minutos, las imágenes se detienen y se
proyecta un color. Esto sirve como descanso para la performer, pero también
permite que no se retrase o adelante respecto a su imitación, porque muchas
veces, los movimientos los hace sin ver la secuencia proyectada. Es decir, se
trata de un ejercicio de memoria rítmica y corporal.
3. Toda esta primera parte muestra el lado humano
de la danza presente en diversas manifestaciones como la fiesta, el rito,
el teatro, el cine, la publicidad, la política, etc. Es una especie de Mnemosyne
Atlas de la danza como lo imaginaba Aby Warburg con las imágenes, porque cada
secuencia está milimétricamente pensada para ser cortada en un movimiento que parece
continuar sin cesuras con el del siguiente “material encontrado” formando una
única coreografía.
4. En la segunda parte, la performer se recuesta en el
suelo y hace movimientos lentos mientras que se proyectan imágenes de paisajes,
animales, plantas, organismos celulares, diseños geométricos y entornos creados
virtualmente que son combinados con piezas musicales (sobre todo clásicas, de rock
y de música electroacústica). Estas secuencias son acompañadas de títulos como:
“Los Andes escuchando el sonido del mar”. También hay algunas pocas secuencias
en las que no hay música como “El lobo pensando en ti”.
5. Aquí nos ponemos en contacto con el lado no
humano de la danza, es decir, con una concepción expandida de esta
arte. Todo movimiento es danza, pero no solo todo movimiento humano, sino todo
movimiento en general, desde aquel imperceptible del crecimiento de las ramas
en un árbol hasta el frenético de las hormigas trasportando su alimento. Y si
lo que dice Sachs es cierto, que las danzas han nacido por imitación de los
hombres de la naturaleza, de los animales, pero también de las plantas,
minerales, astros, etc. que lo rodeaban en la noche de los tiempos, entonces Alcune
coreografie no hace más que restituir la dignidad de los primeros
danzadores, de los más antiguos. De nuestros maestros.
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