viernes, 27 de agosto de 2010

Talento


Dónde quedó mi pasión por la escritura desaforada. Me he vuelto un adicto a la oralidad y he perdido el don de la grafía calma y circunspecta.

Descubierto en uno de mis cuadernos, este "intro" (poco) magistral:

Convencido de antemano acerca de la importancia que amerita el prologar con unas cuantas palabras todo escrito que haya producido. Manteniéndome fiel a esta tradición, maldigo y lamento mi suerte, al no contar con otra pluma más diestra en el oficio que la mía. Que por cierto, no goza de buena fama y que está acostumbrada a otra clase de ejercicios, mucho más prácticos y gratificantes.

Genial y premonitorio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario